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El árbol rojo

Ya la joven Elena estaba harta de escuchar sobre ese misterioso camino "es solo un camino, un sucio, polvoriento y maldito camino" dijo Elena a sus amigas mientras comenzaba a adentrarse en el camino al cual sus amistades y todos los del antiguo pueblo de "Red Tree".  Sus amigas le gritaban que regresara, que no valía la pena arriesgarse. Pero Elena, una chica de ciudad acostumbrada a rutinas más agitadas y difíciles que solo caminar. Nadie pasaba por allí porque la historia contaba que en la fundación de aquel pueblo había una banda de ladrones y asesinos tan grande que prácticamente dominaban hasta donde alcanzaba la vista, hasta que un día la gente honesta se cansó y combatió a los rufianes, una batalla digna de cualquier guerra decían algunos, una pelea de simples campesinos decían otros, pero lo cierto era que esa pelea termino con todos los malos, pero casi todas las buenas personas murieron también, y el epicentro de la batalla se dio donde estaba un árbol en...

Corazón maldito

Daniela nunca fue la chica mas bella entre sus amigas, era una chica muy sencilla y tranquila, he incluso con mala memoria, nunca gusto de hacer mal a nadie mas sin embargo su vida era complicada ya que su salud era muy frágil, el simple echo de subir una escalera muy larga podía agotarla. Aun así ella disfrutaba trabajar en el restaurante de sus padres ya fuera en la cocina o recibiendo a los clientes. Un día gracias a una red social había logrado conocer a un hombre seis años mayor que ella, también algo sencillo pero mayormente muy opuesto a ella, él disfrutaba de beber ella no, ella era una cristiana sumamente devota e incapaz de hacer algún mal y él se consideraba malo y rudo y vengativo, capaz de hacer un mal hasta diez veces mayor a quien le hiciera algo mientras que ella sabia perdonar, él no le importaba en lo mas mínimo lo que le pasara a los demás mientras que ella le desagradaba cualquier manifestación de injusticia hacia cualquier persona. Así entre ellos había muchas...

Dulce Dolor

Aunque tengo mi propio nombre, me han llamado de varias maneras, solo por la incomprensión… por ser diferente… por ser quien soy. Mi diferencia más particular entre los demás era una que llego a causar miedo entre mis compañeros, era mi gusto por el dolor. El primer recuerdo que tengo de haber degustado el dolor fue el de haberme caído corriendo con mis compañeros y al levantarme ver mi mano izquierda atravesada por un gran clavo oxidado y con mi sangre cubriéndolo y chorreando en los lados de mi mano, dolió pero no llore, era una sensación extraña que me gustaba de hecho lo que hice fue observar unos segundos mi mano para luego comenzar a sacarlo lentamente. Algunos de mis compañeros miraban aterrados como despacio el clavo salía hasta que llego mi maestra para tomarme del brazo y llevarme a curar la herida y como no hacía gestos de dolor ni cuenta se dio que termine de sacarlo para solo quedar el agujero que perforaba mi mano. La herida dolía mientras no terminara de sanar, pero h...

La Condena Por Venganza

Aquel al que perseguíamos entro a una habitación cerrando detrás de él la puerta, pocos segundos después entre yo, era una habitación extraña, totalmente blanca, parecida un poco a un laberinto, tenía muchos pasillos y era ilógica-mente grande  di unos pasos y al final del pasillo de mi derecha lo vi pasar corriendo, me apresure para alcanzarlo incluso pensé que era un idiota por tratar de perderme en una habitación totalmente blanca vestido de negro, llegue hasta el final donde lo había visto pasar pero por tantos pasillos no sabía por dónde se había ido, avance un poco mas lentamente, lo volví a ver correr al final así que volví a empezar a correr para alcanzarlo, esta vez había puertas que destacaban en lo blanco de la habitación por una especie de enredaderas con flores que crecían sobre ellas.  Nuevamente llegue a donde a donde lo vi pasar y de nuevo lo perdí de vista, decidí regresar y estar atento a los pasillos que había, trate de ignorar las puertas con enredaderas...

El Bar

No sabia que era lo que me atraía de aquel lugar nocturno de mala muerte, era la misma cerveza que podía tomar en otro lugar incluso a mejor precio. El ambiente del lugar podía decirse que era familiar pero su clientela daba otra idea, entre los clientes que podía contar había una lesbiana de unos diez años menor que yo, muy linda y una estafadora profesional, un técnico de aires acondicionado que podía caer mal fácilmente por tanto hablar y tan alto, un hombre de unos cuarenta años siempre vestido de traje y  que comentaba todo lo que fuera que pasaran en la televisión del lugar y yo, que simplemente disfrutaba tomar cerveza toda la noche junto con la familia de tragos de aquel antro distribuidor de alcohol. Todos sabíamos nuestros nombres y unos datos sobre nosotros solo desconocíamos la vida de esos clientes que entraban a aquel bar ocasionalmente en las horas en las que aun había luz del día, incluso yo había llevado un amigo ocasionalmente a que me hiciera compañía pero est...